En la víspera del tercer aniversario de la invasión rusa a Ucrania, las fuerzas de Moscú llevaron a cabo el mayor ataque con drones desde el inicio del conflicto en 2022. Según el Estado Mayor ucraniano, 267 drones fueron lanzados por Rusia durante la noche del 22 al 23 de febrero, alcanzando varias regiones del país.
Las defensas aéreas de Ucrania lograron derribar 138 drones, mientras que otros 119 fueron neutralizados mediante contramedidas electrónicas. Sin embargo, al menos siete drones impactaron en infraestructuras civiles, dejando daños significativos y provocando víctimas mortales en Jersón, así como varios heridos en Kryvyi Rih y Zaporiyia.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski condenó el ataque y reiteró la necesidad de fortalecer la defensa aérea del país. Además, hizo un llamado a sus aliados para reforzar la ayuda militar y expresó su disposición a dialogar con el presidente estadounidense Donald Trump en busca de una “paz duradera”.
Este ataque masivo ocurre en un contexto de tensiones crecientes, ya que Ucrania se encuentra en negociaciones con Estados Unidos sobre un acuerdo de derechos minerales, lo que ha generado especulaciones sobre una posible conexión entre la ofensiva rusa y los intereses estratégicos en juego.
Por su parte, la Unión Europea ha convocado una cumbre especial para el 6 de marzo con el objetivo de discutir nuevas medidas de apoyo a Ucrania y reforzar la defensa europea ante la creciente amenaza rusa.
La escalada de violencia y la incertidumbre diplomática reflejan la complejidad del conflicto, que sigue afectando gravemente a la población civil y a la estabilidad en la región.
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