Un reciente informe reveló que los cruces irregulares de migrantes hacia Europa cayeron un 30% durante el primer trimestre de 2025, destacándose una fuerte reducción en la ruta de los Balcanes, una de las más transitadas por personas que buscan refugio o mejores condiciones de vida en el continente.
No obstante, esta disminución ha venido acompañada de un aumento en la controversia. Organizaciones de derechos humanos y defensores de migrantes acusan a la Unión Europea de implementar medidas cada vez más agresivas para frenar el flujo migratorio, priorizando la contención fronteriza sobre el respeto a los derechos humanos.
En varios puntos de entrada, se han denunciado condiciones inhumanas en los centros de detención, uso excesivo de la fuerza y falta de garantías legales para los solicitantes de asilo. Mientras los gobiernos europeos defienden sus acciones como necesarias para la seguridad y estabilidad regional, los críticos alertan sobre una grave crisis humanitaria en desarrollo.
La tensión entre seguridad y derechos humanos vuelve a estar en el centro del debate europeo, en un año marcado por elecciones y presiones políticas crecientes sobre el manejo de la migración.
Se sigue investigando el caso.
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