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El pasado jueves, 16 de enero de 2025, un cohete Starship de SpaceX sufrió una explosión durante su vuelo de prueba y se desintegró sobre el Caribe, generando alarma y curiosidad entre los residentes de Puerto Rico, quienes observaron los restos del cohete cruzar el cielo.
El cohete había despegado desde Texas en un lanzamiento programado, pero a los pocos minutos comenzó a presentar fallas. Según un informe preliminar, una posible fuga de oxígeno o combustible fue la causa principal del fallo, lo que llevó a que los motores de la nave se apagaran uno tras otro antes de perder contacto a los 8 minutos y medio del vuelo. La compañía, liderada por Elon Musk, confirmó el incidente y anunció que ya están investigando las causas exactas de la explosión.
Tras el accidente, las rutas aéreas comerciales cercanas a Puerto Rico fueron desviadas para evitar cualquier riesgo por los restos espaciales. Además, las autoridades de las Islas Turcas y Caicos están evaluando posibles daños en su territorio tras la caída de escombros.
La Administración Federal de Aviación (FAA) ha iniciado una investigación oficial para determinar qué falló en este vuelo de prueba. Aunque no se reportaron heridos, el incidente pone de manifiesto los desafíos que enfrenta SpaceX en el desarrollo de cohetes reutilizables, esenciales para futuros viajes espaciales.
Este evento resalta tanto los avances como los riesgos asociados con las misiones espaciales y plantea la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad en futuras pruebas de la ambiciosa Starship.