Elon Musk, en su rol al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) bajo la administración Trump, ha generado controversia tras enviar un correo masivo a miles de burócratas federales el pasado sábado. En el mensaje, Musk ordenó que los empleados presentaran un informe detallado en cinco puntos sobre sus logros de la semana anterior, con una advertencia clara: el incumplimiento sería interpretado como una renuncia.
Esta directiva ha causado revuelo en diversas agencias gubernamentales, con algunas entidades, como el FBI y el Departamento de Defensa, recomendando a sus empleados ignorar la solicitud debido a preocupaciones legales y de seguridad nacional. La orden también ha sido blanco de críticas por parte de líderes sindicales y políticos, quienes consideran la medida “despectiva y arbitraria”.
Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales, calificó la iniciativa como una muestra de “desdén absoluto” hacia la fuerza laboral federal y los servicios esenciales que proveen. Mientras tanto, Musk defendió su acción argumentando que busca identificar casos de fraude y empleados improductivos en el sistema gubernamental, aunque no presentó pruebas concretas que justifiquen la medida.
El episodio ha incrementado la tensión dentro de la burocracia estadounidense, avivando el debate sobre la legalidad y viabilidad de la propuesta. A medida que las agencias gubernamentales analizan su respuesta, el futuro de la directiva de Musk sigue en el aire.
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